DURA INTERNA DE JUNTOS POR EL CAMBIO POR EL DEBATE DE LA DEUDA

DURA INTERNA DE JUNTOS POR EL CAMBIO POR EL DEBATE DE LA DEUDA

En la coalición califican como un triunfo haber logrado modificar el proyecto y votar unidos. La UCR y la CC celebran que le ganaron la batalla a los "halcones". El ala dura del PRO rescata su postura intransigente para no avalar "el plan Guzmán".

Primero vinieron los festejos y las ganas de figurar. Pero luego también llegaron los pases de factura internos y los reacomodamientos tras lo que consideraron una victoria en el Congreso. En Juntos por el Cambio, cada uno tiene su relato para ser el padre del resultado final. Los radicales, siempre en busca de cambiar el balance de poder interno de la alianza opositora y pasar al frente, vieron como un éxito el acuerdo que impusieron junto a la Coalición Cívica a las posiciones de rechazo de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Pero estos últimos no admiten la derrota interna: al contrario, sostienen que si ellos no se endurecían, el oficialismo no hubiera cambiado una coma del proyecto de ley. Es decir que cada sector se autoelogia y persiste en su estrategia: los duros con ser duros, los dialoguistas con el diálogo, y todos, absolutamente todos, piensan en cómo los deja parados esto hacia 2023.

Las noches de negociaciones previas a la votación en diputados demostraron que Sergio Massa no hablaba con una oposición unida -como luego intentaron mostrar en la votación- sino con un consorcio de espacios opositores que se hacían todo el tiempo operaciones cruzadas. Hubo un momento en que el jefe de uno de los bloques de la UCR Mario Negri se quejó porque Massa estaba llevando la negociación más a través de los del PRO, en particular Cristian Ritondo y Luciano Laspina. En otro momento, Ritondo discutió fuerte con Negri porque se enteró de que tenía reuniones con Massa sin informar a sus aliados. Y hasta hubo un momento donde intervino el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y todos pusieron el grito en el cielo.

Muchos padres

Una vez llegado a un acuerdo, todos se consideraron los orquestadores. Morales dio nota tras nota a los medios, mientras en su entorno lo presentaron como el que había derrotado a los halcones. Algo es cierto: la UCR y la Coalición Cívica llevaron la posición de negociar desde un comienzo y el sector Macri-Bullrich iba por el rechazo. La negociación y la votación mayormente a favor fueron una derrota para el ala dura del PRO.

No obstante, ellos no están dispuestos a admitirlo. Bullrich intentó presentar las cosas como si su posición de no negociar fue la que los llevó a ese resultado: “Por primera vez lo que logramos en la elección se vio reflejado en sacarlos de la escribanía”, se autocongratuló la presidenta del PRO. Y en su entorno sostenían que los dialoguistas estaban entregados de entrada y no conseguían nada y que cada cambio se consiguió por la dureza que mostró el PRO. Es decir una narrativa acorde a la estrategia que seguirá desplegando: intransigencia y extremismo. No obstante, las ausencias de cuatro diputados del ala dura a la hora de votar -entre ellos, Fernando Iglesias- hablan de una incomodidad con el resultado.

Para Morales, en cambio, las acciones que llevaron desde el radicalismo adelante le bloquearon a Bullrich poder seguir intentando dinamitar los acuerdos y la llevaron a una fuerte derrota interna, que repercutirá en el futuro. Macri, por su parte, siente que no perdió nada: al contrario, festejó que sacaran las menciones a cómo su gobierno tomó la deuda que es el centro de todas las discusiones desde hoy hasta dentro de 15 años o más. El ex presidente felicitó a sus diputados como si hubiera tenido algo que ver con el resultado.

Morales y Larreta

Morales levantó nuevas oleadas de indignación en el PRO cuando publicó un tweet donde destacaba la responsabilidad de todos los partidos opositores y omitía al creado por Macri. Un mensaje claro de que los considera unos irresponsables. Ritondo llegó a decir en una conversación interna que cree que Morales pone en riesgo la unidad de Juntos por el Cambio.

Nada se romperá, por el momento. Al contrario, lo que parece estar en escena son los posicionamientos de cada sector hacia las elecciones presidenciales: Bullrich se presenta como una dura y sostiene que ese es el camino. Morales -cuyas credenciales como gobernante no dan para moderado, después del caso de Milagro Sala- se muestra hace tiempo como dialoguista y racional ante Bullrich, pero también ante Horacio Rodríguez Larreta.

El jefe de Gobierno, por su parte, estuvo llamativamente ausente en todo el debate. Su último gesto -retirarse del discurso de Alberto Fernández cuando mencionó la deuda con el FMI- no lo deja precisamente entre los sectores moderados. Sin embargo, sus alfiles en el Congreso estuvieron entre los que negociaron.

Lousteau tercia

Pero no todo es una puja entre Morales y el PRO. La UCR tiene sus propias internas. Martin Lousteau, por caso, tiene una mirada ligeramente diferente sobre lo ocurrido y sobre cómo quedó cada uno. Coincide con Morales en que "los halcones quedaron muy debilitados después de esto", como indicaron en su entorno. Pero también advierte que "Morales casi genera una crisis cuando fue a Diputados y habló con Massa en momentos en que el acuerdo se estaba encarrilando". Es decir que, más que un articulador, lo presenta a Morales como un gobernador con ganas de figurar

"Negri estuvo dibujado porque no participó del acuerdo y tuvo una pelea tremenda con Ritondo. Nosotros estamos contentos porque creemos que los diputados de Evolución tuvieron un rol destacado en la comisión, en el recinto y en la negociación del acuerdo", advertían en el entorno del senador, que ahora tendrá aún más protagonismo en la segunda parte de la discusión que se viene, ahora en el Senado.

Lo cierto es que las distintas posiciones sobre el FMI y las negociaciones se entroncan en una estrategia mayor de la UCR -y en ella coinciden todas sus vertientes, más allá de las peleas internas-, que es la de reposicionarse hacia 2023 para tomar el lugar hegemónico que hasta ahora detentó el PRO en esta alianza. Lo cierto es que vienen con esa idea desde que terminó el gobierno de Macri, pero el ex presidente se las ha arreglado para seguir a flote y para ser un factor de condicionamiento de las decisiones del espacio. Las elecciones de medio término le dieron una victoria a Juntos por el Cambio, pero no ordenaron internamente al espacio en torno a un líder. Quizás nada de esto se termine de dirimirse hasta las PASO presidenciales del año que viene.

Carrió y su jugada

A los distintos sectores que se atribuyeron la paternidad del resultado hay que sumarle una maternidad: la de Elisa Carrió. Desde el comienzo empujó a un resultado bastante similar a lo que terminó ocurriendo. Y, no contenta con eso, envió un mensaje envenenado hacia Macri en las felicitaciones que hizo tras el final de las negociaciones. "Felicito a toda la Coalición Cívica por haber llevado adelante la estrategia de evitar el default. Privilegiando los intereses de la Argentina por sobre intereses especulativos y personales", remarcó.

Y el presidente de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, advirtió que el camino que ellos fijaron fue finalmente el que le impusieron al resto de la alianza: "El cuando peor mejor nunca será nuestra estrategia", advirtió en una evidente alusión a la posición que sostuvieron hasta casi el final Macri y Bullrich.

En este escenario, ninguno de los sectores logró una victoria definitiva: los radicales y la CC consiguieron imponer su criterio sobre el de Macri, pero eso no significa que lo hayan borrado del mapa. Y Patricia Bullrich le sigue hablando al mismo electorado al que se proponía hablarle. Ni los esfuerzos de Morales por ponerse al frente del acuerdo le garantizan un mayor rédito que la invisibilidad de Larreta. Todo seguirá en disputa de aquí hacia el año que viene.