ALBERTO FERNÁNDEZ: "NO VOY A PERMANECER PASIVO CONTRA LA INFLACIÓN"
El presidente instruyó a todo el gabinete económico a "implementar las medidas necesarias" para reducir la dinámica de los precios "construyendo acuerdos con todos los sectores".
El presidente, Alberto Fernández, anunció la constitución de un "fondo de estabilización con el objetivo de evitar el traslado de esta suba del precio internacional al precio que pagan los argentinos y argentinas". La medida apunta a la cadena del trigo pero se analiza también para el caso de la fruta y la verdura. Además, el mandatario adelantó que convocará desde el lunes "a los representantes de los sectores productivos, empresarios, trabajadores formales y de la economía popular, representantes del campo y el comercio, la pequeña y mediana empresa y la sociedad civil a una mesa de acuerdo que nos permita diseñar un mañana en la lucha contra la inflación".
Fernández dedicó la primera parte de su discurso a destacar la aprobación del Congreso al acuerdo de refinanciación de la deuda con el FMI, y agradeció "la abrumadora mayoría" que le dio su respaldo. No mencionó, en cambio, que el rechazo más significativo provino de un sector del propio bloque del Frente de Todos, el que se identifica con el kirchnerismo, y que forma parte del gobierno no sólo con su vicepresidenta sino con otros funcionarios en cargos relevantes.
Tampoco precisó las medidas que se aplicarán, pero sí el sentido de las mismas. Subsidios cruzados desde los sectores exportadores en favor de las ventas en el mercado interno y la apuesta por un entendimiento entre los diferentes actores de la economía argentina para reducir las expectativas de inflación, en un cuadro de compromisos de deuda despejado en el corto plazo por el acuerdo con el FMI y reforzando los controles de precios son las herramientas que propone el Gobierno para evitar que la inflación dé un nuevo salto este año. Sin embargo, otras medidas puedan jugar en contra de ese objetivo, como las subas tarifarias y el deslizamiento del dólar en un contexto de compromisos fiscales con el FMI que restringen las armas del Estado.
Serán los diferentes ministros los que, en cada área, estarán a cargo de explicar las medidas. Se anticipó que Julián Domínguez, en el fin de semana, y Matías Kulfas, el lunes, serán quienes comuniquen las medidas vinculadas a sus respectivas áreas (Agricultura y Ganadería, y Desarrollo Productivo). Pasos que precederán a la convocatoria de la mesa de acuerdo económico social, prevista para el martes próximo.
Instrucción a los ministros
Fernández emitió el viernes por la noche un mensaje grabado, en el marco del comienzo de la supuesta "guerra contra la inflación" que el mandatario prometió dar. "He decidido que el gabinete económico se concentre desde este momento en implementar todas las medidas necesarias para enfrentar a la inflación, en particular la que vemos en los alimentos. He dado indicaciones a mis ministros y ministras para que construyan acuerdos con los diferentes sectores pero que no duden en aplicar todas las herramientas del estado para fijar y hacer cumplir las medidas necesarias. Ellos y ellas serán los encargados de mantenerlos informados diariamente sobre las medidas que se irán implementado desde este mismo momento", dijo el Presidente.
Hasta ahora, los últimos gobiernos nacionales no le han podido encontrar la vuelta al tema de los precios. Para 2022, las consultoras esperan que la inflación se ubique en el 55 por ciento, aunque la actual suba de los precios de los commodities puede empeorar ese panorama. Para el Gobierno, un buen resultado a esta altura sería terminar el año con una inflación no superior a la del 2021.
El Gobierno plantea el acuerdo con el FMI como un nuevo envión en el desafío de reducir la normalidad de la economía argentina. "El acuerdo nos permite comenzar a ordenar las variables macroeconómicas centrales en la lucha contra la inflación que es, como lo decimos siempre, un fenómeno multicausal. Para atacarla debemos acumular reservas, mejorar el crédito público, desacoplar los precios internos de los internacionales, trabajar sobre las políticas de ingresos y precios al mismo tiempo y tomar una batería de medidas en las que múltiples actores son imprescindibles", dijo Fernández.
"Fortaleceremos nuestras reservas y podremos terminar con los que siembran expectativas devaluatorias que solo aceleran la inflación". También se refirió a que el acceso al financiamiento con organismos internacionales y bilaterales "nos permitirá depender menos de la emisión monetaria y hacer que nuestro Banco Central se fortalezca".
Por otro lado, el argumento que subraya el Gobierno sobre el efecto de los precios internacionales es también relevante. A nivel global se registra la mayor alza de precios desde 1982. En particular, la inflación mayorista en los Estados Unidos ya se ubica en el 10 por ciento anual en febrero. La aceleración inflacionaria es sorprendente: hace tan sólo un año atrás, la inflación mayorista en los Estados Unidos totalizaba 3 por ciento anual. La inflación mayorista de dos dígitos en la principal economía del mundo es algo inédito en los últimos cuarenta años.
En tanto, Alemania tiene el nivel más alto de inflación en casi las últimas tres décadas, mientras que Turquía alcanzó su máximo nivel en casi 20 años. América Latina es la región con la inflación más alta del planeta, ya que, además de la situación de Argentina, las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, llegaron a máximos en 20 y 18 años. En Chile, se verifica la inflación más alta en 14 años; en Perú, la más alta desde 2009 y en Paraguay, la mayor en 10 años. En tanto, Corea del Sur registra su máximo en 10 años y Taiwán su pico desde 2009. En Reino Unido, la tasa interanual es la más elevada desde marzo de 1992.
En todos los casos mencionados, el punto de partida es mucho más bajo que el argentino, lo cual hace que las cifras no sorprendan demasiado en el ámbito local. Sin embargo, son motivo de gran preocupación global.
El alza de los alimentos
"No voy a permanecer pasivo ante esta situación. No hacer nada tendría consecuencias muy claras: el aumento del trigo haría que aumenten los costos de producción del pan, de los fideos, de la harina que millones de argentinas y argentinos consumen. Y no se trata de aumentos que lamentablemente padecemos debido al desorden macroeconómico que nos tocó afrontar, sino de un impacto que golpearía aun más a los hogares con subas inusitadas en la canasta básica", indicó el Presidente, para justificar el anuncio de creación del "fondo de estabilización".
Fernández detalló que "la tonelada de trigo costaba, antes del 20 de febrero, el día en que estalló la guerra, menos de 300 dólares. El inicio del conflicto inició un alza inusitada que lo llevó a niveles récords. En la historia mundial nunca el trigo llegó a costar lo que costó en estos días, alcanzando valores superiores a los 400 dólares la tonelada. Ningún país escapa a semejante escenario. Tampoco la Argentina. El precio interno del trigo que se utiliza para el pan, que se estaba comercializando en torno a los 26 mil a 27 mil pesos por tonelada antes del 20 de febrero, se elevó rápidamente a valores superiores a los 30 mil pesos apenas iniciado el conflicto, y en los últimos días supera los 35 mil pesos por tonelada".
Reflejo de la presión de los precios en los alimentos es que el costo de la canasta básica alimentaria subió un 9 por ciento durante febrero. En el primer bimestre, acumula un incremento de 13,5 por ciento y en los últimos doce meses, una suba del 52,2 por ciento. Los alimentos estuvieron en el tope de aumentos de precios el mes pasado. Los productos frescos (tomate redondo, lechuga, cebolla, limón) registraron subas del 27 al 72%, las carnes del 6 al 11%, huevos y leche en polvo, 22 y 16%. Y son los sectores de menores ingresos los más castigados.
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